Las tecnologías domóticas e inmóticas (aquellas que permiten la automatización de viviendas, en el primer caso, y de otro tipo de edificios como empresas, universidades, centros sanitarios, etc., en el segundo) permiten no solo ahorrar energía si no también contribuir a la lucha contra el cambio climático a través de la reducción de emisiones de CO2. Este es el principal objetivo del proyecto LIFE Domotic, cuyos resultados finales se han presentado hoy en una Jornada celebrada en el Centro de Recursos Ambientales PRAE de Valladolid.
El proyecto, en el que han participado como socios la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León, Adesos Desarrollo y Sostenibilidad, Europa Innovación y Desarrollo, Grazer Energie Agentur (Austria) y la Fundación San Valero como coordinador, ha contado con un presupuesto de 2’35 millones de euros cofinanciados en un 50 por ciento por la Unión Europea.
En el marco del proyecto se han desarrollado una serie de tecnologías e instalaciones inteligentes y modelos de construcción de última generación para la automatización de edificios, dirigidos especialmente a edificaciones que tienen una gran afluencia de visitantes y permiten difundir el ejemplo. En este sentido, se ha trabajado en modelar y potenciar patrones de estandarización de instalaciones inteligentes; certificar el valor añadido de las tecnologías domóticas; definir y difundir a escala nacional e internacional modelos y estándares de regulación y control domótico; estimular un comportamiento eficiente en la utilización de la energía entre los trabajadores y usuarios, y demostrar estas tecnologías en edificios reales.
En concreto, se han probado las instalaciones domóticas desarrolladas en tres edificios de gran consumo energético: la Fundación San Valero (Aragón), un edificio de 20 años de antigüedad en el que se imparte Educación Secundaria y Formación Profesional y que cuenta con 1.000 estudiantes por año; la Universidad San Jorge (Aragón), un campus universitario con 1.000 matrículas anuales y unas instalaciones recién estrenadas, y el edificio PRAE (Castilla y León), un edificio público utilizado como museo y centro de interpretación medioambiental con menos de 10 años y una frecuencia de visitantes de 10.000 personas al año.
Estas tres acciones experimentales han permitido constatar un ahorro del 50 por ciento en aire acondicionado y del 80 por ciento en iluminación en comparación con instalaciones convencionales. Asimismo, se ha registrado una reducción de más de 400 toneladas de emisiones de gas de efecto invernadero, una disminución del consumo de gasoil para calefacción de más de 30.000 litros al año, del consumo eléctrico de 750.000 kilovatios al año y una reducción del consumo de gas natural en cerca de 40.000 metros cúbicos al año, como consecuencia del desarrollo de las tres acciones piloto demostrativas.
En esta Jornada final celebrada hoy en Valladolid los socios no sólo han expuesto los resultados del proyecto, sino que han reunido a gestores de edificios, fundamentalmente en los ámbitos de la administración y de la educación, y a profesionales del sector, para divulgar los beneficios económicos, ambientales y sociales de la domótica.
Un revolucionario modelo de domótica que ahorra un 50% de energía
TAC